- Riesgos En El Trabajo
El trabajador se ve rodeado de una
serie de riesgos que si no se conocen o no están estudiados y evaluados, pueden
desencadenar una alteración a la salud; propiciada por un accidente de trabajo,
una enfermedad profesional, o una enfermedad común derivada de las condiciones
de trabajo.
Todos los trabajadores, sin excepción, estamos en mayor o menor medida
expuestos a los riesgos. La forma de evitarlos es actuando sobre los mismos.
Para ello, debemos conocer cuales son los diferentes tipos de riesgos que nos
podemos encontrar en los lugares de trabajo, para después hacerlos frente con
la implantación de medidas preventivas.
Los riesgos en el trabajo pueden ser de diversos tipos:
Riesgos físicos: Su origen está en los distintos elementos del entorno
de los lugares de trabajo. La humedad, el calor, el frío, el ruido, etc. pueden
producir daños a los trabajadores.
Riesgos químicos: Son aquellos cuyo origen está en la presencia y
manipulación de agentes químicos, los cuales pueden producir alergias,
asfixias, etc.
Riesgos mecánicos: Son los que se producen por el uso de máquinas,
útiles, o herramientas, produciendo cortes, quemaduras, golpes, etc.
Riesgos de Carácter Psicológico: Es todo aquel que se produce por exceso
de trabajo, un clima social negativo, etc., pudiendo provocar una depresión,
fatiga profesional, etc.
Riesgos biológicos: Se pueden dar cuando se trabaja con agentes
infecciosos.
Una vez que se han identificado los riesgos, el paso siguiente es proceder a su
evaluación. Evaluar quiere decir estimar en lo posible la gravedad potencial de
los riesgos para poder implantar las medidas preventivas más adecuadas.
A la hora de evaluar los riesgos debemos tener en cuenta dos factores por un
lado, la probabilidad de que ocurra un hecho, y por otro, la gravedad que puede
tener sobre una persona.
La Gravedad Potencial, se define como el resultado de la probabilidad de
ocurrencia del daño, por la severidad del mismo. A su vez, la probabilidad de
que un riesgo aparezca es igual al nivel de deficiencias o concentración de
agentes dañinos que existan en el entorno de trabajo, más el tiempo de
exposición de la persona a esas deficiencias
Por ejemplo: Ante un escape de gas un empleado permanece en la sala de trabajo
sin moverse. En este caso, la deficiencia, -el escape de gas-, unida a la
exposición de la persona -que al no ser consciente del escape de gas no
abandona la habitación-, incrementan la probabilidad de un riesgo que, además,
y por la severidad del daño, es altamente grave y peligroso
Así pues, cuanto mayor sea el grado de concentración de ese factor y mayor sea
la exposición, más alta será la probabilidad de que esa persona adquiera una
enfermedad profesional, o se produzca un accidente.
Las dosis límites y los límites de exposición se deberán establecer para un
tipo medio de persona sana, sin descuidar las sensibilidades que cada individuo
particular pueda tener.
Por tanto, la acción preventiva deberá encaminarse, principalmente, a la
reducción de la probabilidad de ocurrencia de los riesgos laborales
Así, es conveniente conocer qué factores de riesgo existen, las dosis en las
que se presentan y qué exposiciones son peligrosas para las personas con el fin
de eliminarlos o reducirlos en lo posible.
EN PREVENCIÓN DE RIESGOS
LABORALES.
Consejos Prácticos
Para reducir el riesgo de lesiones, es imprescindible que se apliquen
las medidas de salud y seguridad en el puesto de trabajo. Consulta a tu
delegado de prevención y exige la adecuación de los puestos de trabajo.
Recuerda que sólo tu médico puede
tratar las enfermedades. En cualquier caso estos consejos pueden ser de
utilidad para reducir el riesgo de sufrir dolores músculo esqueléticos:
q Exige la adaptación
de tu puesto de trabajo a tus condiciones antropométricas.
q Exige un puesto de
trabajo ergonómico.
q Infórmate sobre cómo
realizar la movilización de cargas.
q Infórmate sobre la
adopción de postura de trabajo adecuadas.
q Realiza pausas en el
trabajo para dosificar adecuadamente el esfuerzo
q Realiza ejercicios de
relajación muscular.
q Conoce y cumple las
normas de seguridad e higiene en el trabajo.
q Conoce y usa los
elementos ergonómicos.
q Planifica tu trabajo,
no improvises.
q Haz ejercicio con
moderación.
Si trabajas con cargas pesadas: Flexiona las
rodillas para coger la carga; procura no coger cargas excesivamente pesadas,
usa para ello las carretillas y elevadoras hidráulicas.
Si trabajas en posición sentada: Siéntate
correctamente en la silla, con la espalda recta, los pies apoyados en el suelo,
y la cabeza en posición normal, ni agachada ni elevada, procura moverte cada
poco tiempo, no permanezcas demasiado tiempo en la misma posición.
Si trabajas en posición de pie: Mantén un pie
en alto y apoyado sobre un escalón, un objeto o un reposapiés. Alterna un pie
tras otro. Cambia de postura cada cierto tiempo.
Si trabajas con tus brazos mientras estas de pie: Evita tener que
estar constantemente agachado o con la espalda doblada de forma que puedas
apoyar los brazos.
Evita los zapatos de tacón alto si vas a estar
mucho tiempo de pie o caminando. Un zapato completamente plano,
sin ningún tacón, tampoco es bueno, especialmente si existen problemas de
rodilla. Un tacón de 1.5 a 3 cms, suele ser adecuado.
T.S.U Rafael Villegas
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